viernes, diciembre 03, 2004

Entrevista a Andres Ciro

Después del último ritual (¡40.000 fieles!) y antes del quirófano, el cantante piojoso repasa el año y cuenta sus andanzas en bicicleta.
Hasta en la voz se le nota el alivio. Por lo pasado y por lo que vendrá. Con el murmullo de 40.000 personas en la cabeza, y después de un show de alto vuelo en el faraónico Estadio Unico de La Plata ("lindo, lástima que no juega nadie"), Andrés Ciro charla sobre el año que pasó, las giras y el parate forzoso: en pocos días, entrará al quirófano para arreglarse las castigadas rodillas futboleras.
—¿Te preocupa el quirófano?
—No, nada. Es como dejar el auto en el taller. No es una intervención de riesgo. Estoy así desde antes de Vélez (mayo '04). Venía usando unas rodilleras con metales a los costados. Como dijo el doctor Batista, tengo un flan. Y hace poco me volví a romper.
—¿Otro partido?
—No, iba a las chapas en una bici rodado 28, medio antigua. Y me puse a hacer willy, como si tuviera 17 años. No la pude controlar, salté para atrás y escuché ¡crack! Por eso adelanté la fecha. En realidad me iba a operar en marzo.
La pausa será con intermezzos creativos: "Vamos a hacer algunos ensayos, para empezar a laburar con temas nuevos. Fue un año intensísimo". Ni hablar: 12 fechas (desde Río Grande hasta Jujuy + Quilmes Rock) y un show en Uruguay y dos en España. "La respuesta fue increíble. Bah, aún me sorprende que haya más gente, chicos nuevos, más fanatismo. En Jujuy, había muchas remeras de los Piojos. ¡Y muchos eran coyitas!".
Claro que no va a sufrir abstinencia, después del Quilmes rock, en octubre, y el aún caliente show platense: "El show de Ferro estuvo muy bueno, era una incógnita y nos estimulaba tocar con otras bandas. Pero en un punto creo que el de La Plata fue mejor".
Una épica puesta en escena (plateas vacías iluminadas en rojo, un gran tríptico de pantallas, craneado por el Carpo Cortés, donde tocaba la banda, jugaba El Diez, pegaba Muhammad Ali y una canilla gigante chorreando, en "Agua"). Ciro arrancó afiebrado ("una salsa que comí") pero al octavo tema ("Pistolas") ya estaba en clima. Fue un show largo con entrega de diplomas piojosa, con clima de acto (laaargo) escolar. A cada asistente (desde el sonidista al chofer), Andrés le entregó una armónica con su firma grabada, una remera y quedó debiendo "caretas de Carlitos Balá". "Es un grupo incondicional. Es un laburo, pero ellos le ponen una onda extra y también son amigos".

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

yo haciendo willy me corte la rodilla, hay que ser muy hábil para salir ileso de esa acrobacia. Te entiendo ciro! ojala tengas suerte

11:56 p. m.  

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